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Juan de Dios López (1877-1903)

Entre fines del siglo XIX y principios del XX los bandoleros chilenos fueron motivo de interés y estudio, lo que resultó en la publicación de numerosas monografías dedicadas a ellos. Uno de los protagonistas de estas publicaciones fue Juan de Dios López, un famoso bandido que fue ampliamente conocido y temido en el centro y sur del país, zonas en las que junto a su banda cometió numerosos delitos.

En 1903 Modesto Segundo Pascual dedicó una monografía a la figura de López, en la que incluyó una biografía sobre él. López nació en 1877 en el fundo San Vicente del departamento de Bulnes. Fue hijo ilegítimo, razón por la que llevó el apellido de su madre. Según Pascual este bandido cometió sus primeros crímenes antes de cumplir quince años. Luego, a la edad de 22 años se casó en Neuquén con Rosa Pinilla, y dos años más tarde lo hizo en Chillán con Jenoveva Alaniz, convirtiéndose en bígamo.

De acuerdo al autor, su juventud, sus numerosos crímenes "y el coraje y audacia con que llevaba a efecto los golpes de mano que preparaba lo fueron haciendo tan célebre que en poco tiempo se hizo el jefe natural de todos los bandoleros que asolaban los despoblados y aún las poblaciones de Maule al sur" (Modesto Segundo Pascual. Juan de Dios López, el Capitán de Bandoleros: relación completa de sus hechos criminales y de su trágica muerte. Chillán, 1903, p. 4).

Otra persona que estudió a López fue el escritor Vicente Recabarren, quien señaló que este "fue un bandolero feroz, cuyas fechorías han dejado una estela de sangre a su paso". Asimismo, Recabarren atribuyó los vicios y delitos de López a su abandono, falta de autoridad, miseria, ignorancia y ociosidad (Chillán viejo, cuna de héroes y madriguera de bandidos. Santiago: Escuela Nacional de Artes Gráficas, 1951, p. 57). De acuerdo al historiador Marco Antonio León, desde mediados del siglo XIX se consolidó un discurso criminológico que asoció la pobreza con el desorden y la degeneración moral, el que perduró hasta el siglo XX y explicó "científicamente" "la naturaleza del delincuente y (…) el deber que tenía la sociedad de castigarlo, además de proponer medidas de prevención para rehabilitar al criminal y reincorporarlo a la sociedad" (Construyendo un sujeto criminal: criminología, criminalidad y sociedad en Chile, siglos XIX y XX. Santiago: Editorial Universitaria, 2016, p. 66).

Entre los múltiples crímenes que se le atribuyeron a López se encuentran asesinatos, asaltos a autos y robos de animales y dinero. Por estos antecedentes, él y su banda fueron perseguidos por la policía, logrando fugarse en varias ocasiones, hasta que en 1903 fue capturado en Chillán. Luego de su captura, Juan de Dios López asumió la culpabilidad de los crímenes que se le imputaron, y luego de un intento de fuga murió por un disparo de bala.

Para Modesto Segundo Pascual "con su muerte termina, por ley de las compensaciones humanas, esta existencia criminal hasta el exceso y combatida solo por los instintos insaciables de la fiera" (Juan de Dios López…, p. 81). Luego de su muerte, su figura perduró en el imaginario popular y se construyó una animita en su honor, a la cual según Vicente Recabarren las personas asistían a encender velas por la salvación del alma de López (cf. Chillán Viejo…).