En el contexto de revitalización del espacio cultural posterior a la dictadura militar, Benjamín Galemiri constituye, para parte de la crítica teatral, "la figura solitaria que en la década de los 90 vino a solucionar la falta de dramaturgos que en ese lapso aquejaba al teatro chileno" (Thomas, Eduardo. "Función de las didascalias…". Anales de Literatura Chilena, año 8, Nº 8, dic. 2007, p. 155).

Galemiri enfatiza al respecto: "Pienso que los 90 se parecen a los 60 y que los 60 corren como una carretera paralela. Yo hice todo mi trabajo inicial entre los 70 y 80. Es la etapa en que comencé a escribir y que parece un periodo fundacional. Sin embargo, los 90 mantienen una relación más cercana con los 60 en cuanto a la mezcla de todo. Es el discurso fragmentado al que apelan los prólogos. Uno generalmente escribe de modo inconsciente, sin saber por qué. Pienso que este decenio me venía bien. Era un buen momento para transitar, en términos de gusto y de estados de ánimo. Tenía ganas de estar ahí ahora y de participar" ("Benjamín Galemiri lanza Antología de sus obras teatrales". El Mercurio, Valparaíso, octubre 7, 1998, p. C10).

Durante los años noventa destaca la dupla conformada por Galemiri y el director Alejandro Goic, quien supo percibir y llevar a escena la sensibilidad postmoderna de su dramaturgia. Trabajaron juntos durante diez años con la compañía El Bufón Negro.