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Incursión en la narrativa

Roberto Bolaño dijo: "Cuando yo escribo sólo hay una cosa que para mí es determinante, y es escribir bien" (González, Daniuska. "Roberto Bolaño", Revista Ateneo, (11): 1-8, 1999). Si bien es cierto, que su entrada a la literatura fue como poeta, desde su llegada a Europa incursionó en la narrativa y desde 1993, se dedicó casi exclusivamente a escribir novela. Su éxito en este género le permitió vivir de su oficio. Sin embargo, él siempre se consideró un poeta: "¡Básicamente me considero un poeta y los únicos trabajos literarios de los que yo estoy absolutamente seguro, deben ser tres o cuatro poemas" (Fernández Santos, Elsa. "El chileno de la calle del loro", Paula, (782): 86-89, agosto, 1998).

Con el tiempo comprendió que aquellos dos géneros literarios podían formar parte de un mismo proyecto creativo. Aún así, como novelista se entrampaba en largos libros que nunca terminaban y que lo hacían añorar la escritura poética: "La poesía y la literatura en general son una cuestión de formas y mi forma poética, por el momento está más que agotada. Ahora tengo demasiado trabajo, un libro de cuentos y una novela a medio hacer. No tengo tiempo pero sé que volveré a ella" (Fernández Santos, Elsa. "El chileno de la calle del loro", Paula, (782): 86-89, agosto, 1998).

En cuanto a sus influencias literarias, fue bastante palpable la huella de Marcel Schowb, de Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges, Manuel Rojas, Julio Cortázar y, sobre todo la de Nicanor Parra, quien aparece no sólo en su poesía, sino también en su prosa. Está, asimismo, la lectura de escritores contemporáneos como el guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, el mexicano Daniel Sada, los argentinos Rodrigo Fresán y Alan Pauls.

Su admiración por Nicanor Parra no tuvo límites, llevándolo a declarar que todo se lo debía a este escritor: "No sólo mi poesía, sino también toda mi obra literaria. Él me ha enseñado mucho... a reírme, por ejemplo. A tomar la literatura con sentido del humor. Parra es como mi atadura teórica-literaria con Chile. Cuando lo leo, además de estar frente a un gran escritor, al mejor poeta vivo en español, estoy leyendo a un compatriota que me recuerda cosas de mi infancia y de mi adolescencia". ("Todo se lo debe a Parra", El Mercurio, 14 de abril, 2000, p. C19).

Finalmente, lo que aunó toda su creación literaria fue el hecho de que casi por entera ésta fue autobiográfica y un intento por articular una sola y gran obra: "Se trata y no se trata de una obra única, o más, bien, se trata de inventar una vez más el género, a través de la búsqueda de 'la madre de todas las novelas', un recipiente único que se despliega en el tiempo a través de múltiples expresiones que se citan, se contraponen y se complementan sin perder autonomía y valor como obras aisladas" (Pinto, Rodrigo. "Una historia nocturna", El Metropolitano, 11 de julio, 1999, p. 7).

En España, las primeros libros que publicó fueron: la novela Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, lanzada por la editorial Anthropos en 1984 y, los libros de poesía Fragmentos de la Universidad Desconocida (1993), Los perros románticos (1993) y El último salvaje (1995). También, escribió la novela corta La senda de los elefantes (1984), la cual en 1999 fue reeditaba por Anagrama con el título de Monsieur Pain.