Alfonso Calderón S. comenzó a escribir para los diarios El Serenense y El Día, de La Serena, en 1952. En 1965, ingresó a la revista Ercilla en la que se dedicó a hacer comentarios críticos de libros. En 1971, abandonó esta labor para integrarse al proyecto de la Editora Nacional Quimantú, instancia en la que se concentró hasta el golpe de Estado de 1973. En 1981 retomó su trabajo colaborando en la revista Hoy. Desde ese momento su pluma e ideas quedaron en crónicas y comentarios en distintos diarios y revistas, como La Nación, Apsi, Fortín Mapocho y Cauce. Alfonso Calderón reconoce una gran deuda con sus años de labor periodística "Me costaba mucho la prosa, yo era un poeta. El periodismo me dio don de síntesis, velocidad".