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El Mercurio de Chile

Camilo Henríquez regresó, de su autoexilio en Buenos Aires, en 1822 luego de recibir una carta oficial de invitación por parte del Director Supremo Bernardo O´Higgins, quien lo nombra el 27 de abril de 1822, bibliotecario de la Biblioteca Nacional, por 500 pesos anuales de sueldo, y además le encarga la edición de la Gaceta Ministerial, y la "formación de un periódico sobre la estadística del país", por 1.000 pesos anuales adicionales. Este es el origen del El Mercurio de Chile, que tuvo eco posteriormente en El Mercurio de Valparaíso y El Mercurio de Santiago.

Aquí escribió por un tiempo acerca de nuevos temas, tales como proyectos de mejoramiento social, educativos y comentarios acerca de las ideas en circulación. Sin embargo, su escritura ya apagada, no alcanzó la resonancia pasada.

Esta nueva publicación se sostuvo con el beneplácito del gobierno hasta después de la caída de O'Higgins en 1823.