Tras la fundación de Conicyt en 1967, el Estado se convirtió en un agente clave en el desarrollo y fortalecimiento de la ciencia y tecnología en Chile.

Por una parte, impulsó una política integral de formación, inserción y atracción de investigadores y profesionales de excelencia, y promovió la difusión de una cultura científica en la sociedad. Las anteriores medidas produjeron una fuerte valoración social hacia los científicos, y un aumento sustantivo no solo en la cantidad de investigadores, sino que también en la calidad de los científicos. Según datos del Programa de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior (MECESUP), entre los años 1999 y 2002, la masa de investigadores chilenos ascendió de 4933 a 5989, más del 20%.

Por otra parte, Conicyt enfatizó su apoyo a proyectos de investigación asociativos, y a la promoción de centros de investigación de excelencia. De esta manera, se promovió la asociación entre investigadores nacionales, la colaboración entre estos y otros actores internacionales, y se fomentó la creación y consolidación de centros científicos y tecnológicos de excelencia bajo la modalidad de investigación colaborativa.