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Aldo Francia

Nacido en Valparaíso en 1923, Aldo Francia ejerció toda su vida como médico con especialidad en pediatría. Sin embargo tuvo una intensa carrera cinematográfica que, si bien se cerró abruptamente con el golpe de Estado de 1973 y consta de sólo dos largometrajes argumentales junto con innumerables documentales, marcó al medio cinematográfico chileno de las décadas de 1960 y 1970. Según él mismo, fue la cinta El Ladrón de bicicletas (1948) de Vittorio de Sica, la que lo convirtió tanto en amante del cine como en realizador. En 1962 fundó el Cine Club en Viña del Mar, el que pocos años después se transformaría en la Escuela de Cine de la Universidad Católica de Valparaíso. Paralelamente, tomó la cámara y filmó una importante cantidad de documentales, Andacollo (1961) y El Rapto (1962), entre otros. Impulsor principal de los festivales de cine de Viña del Mar, su nombre sin embargo está principalmente asociado a una de las mayores obras de nuestra cinematografía, Valparaíso, mi amor de 1969. Inspirado en la obra de Alain Resnais, Hiroshima mon amour (1959), pero sobre todo en el neorrealismo italiano. Francia y el guionista José Román tomaron una trágica historia de la prensa roja y la narraron en su complejidad social y cotidiana. Con un par de actores profesionales y el resto pobladores, en locaciones auténticas, sin ofrecer un relato morboso o sensacionalista de la miseria, Valparaíso, mi amor puede ser considerada como uno de los mejores relatos sobre la marginalidad en el país. En 1972 Francia filma Ya no basta con rezar, en donde aborda las relaciones entre la fe cristiana y la creencia en la liberación social. Sería la última obra de Francia, quien luego del golpe de Estado de 1973 no volvió a filmar nunca más.