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Autoexilio

La Generación Literaria de 1950 estuvo marcada por el exilio y la dispersión geográfica de sus miembros. Claudio Giaconi dio cuenta de esta situación de desarraigo en los siguientes versos de su poema Exilio:

Hallé una antesala de años dilapidados

una recámara de cámaras en desuso

una despensa de máscaras en reciclaje

un cementerio de días no vividos

sonámbulos en una maratón de catacumbas

ufanos de ser los primeros en llegar.

Es hora de volver, ¿pero de volver adónde?

El exilio de Giaconi se inició en 1960 cuando el escritor partió becado a Roma, desde donde pasó a Bélgica y a Francia, para luego continuar hacia México y Estados Unidos. Mientras residía en Nueva York, se le informó que no podía regresar a Chile, hecho que extendió su permanencia en esa ciudad por más de dos décadas. Fue precisamente ese largo destierro el que alimentó en Chile una leyenda en torno a este escritor que tanta polémica e interés había provocado en la década del cincuenta, principalmente a raíz de su reticencia a publicar y a los constantes anuncios de obras que mantenía inéditas.