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antiguas tradiciones culinarias

El aporte de las monjas fue fundamental en el desarrollo de la repostería local. Sus dulces adquirieron una fama que pervive hasta nuestros días, asociada al nombre de la orden religiosa que sobresalió en la elaboración de cada especialidad. Las más reputadas fueron las Claras, por sus huevos chimbos, cajetillas y alfajores altos; las del Carmen Alto de San Rafael por su mazamorra y sus bizcochuelos; las Capuchinas por una receta de tortilla y las Clarisas por su aromática y refrescante aloja de culén. Las confituras de fruta y el manjar blanco, estaban presentes en todas las cocinas conventuales.

Semejante prestigio tuvieron algunos de los guisos que allí se acostumbraba preparar, como "las lentejas de las Monjas Rosas, los porotos en fuente de plata de las Capuchinas; el ajiaco de las Monjas Claras" (Pereira Salas, Eugenio. Apuntes para la historia de la cocina chilena, p. 42).