Fue miembro de la generación de 1938, donde destacó como poeta y cronista. Fue director de la Revista Zig-Zag, y fundador de la Revista Siete Días. Se desempeñó como cronista en los diarios El Mercurio, La Opinión, La hora y La Tercera. El trabajo realizado en estos periódicos lo consagró como uno de los principales exponentes de este género. Así, en 1968 recibió el Premio Hispanoamericano de Periodismo "Carlos Saptien", mientras que en 1972 se hizo merecedor del Premio Nacional de Periodismo, mención crónica. Sus obras principales son: En Torno a cierto fuego (Santiago, 1949); Pedro Prado, un clásico de América -en colaboración con Julio Arriagada- (Concepción, 1952); Elegias de L- Thor (Santiago, 1955); Encuentro con Bolivia: Color y sorpresa (Santiago 1956); De España un pelo (Santiago 1968); El rostro de Dios, (Santiago 1976); Los Archivos del diablo (Valparaíso, 1990); Antología Poética (Valparaíso, 1995).