Subir

Arturo Soria y Espinosa (1907-1980)

Arturo Soria y Espinosa llegó a Chile en 1939 junto a su esposa Concepción Puig, a bordo de uno de los tantos barcos que trajeron refugiados españoles después de la derrota de la facción republicana. En España Arturo Soria había realizado un trabajo editorial y periodístico vinculado a libros, revistas -Cruz y Raya y Revista de Occidente- y diarios. Asimismo, fue promotor de la vida cultural en sus días universitarios: "Arturo Soria fue creador de propuestas organizativas tales como los Comités de Cooperación Intelectual, que tenían el propósito de 'fecundar la vida cultural provinciana'; inspirador de la FUE madrileña (…) y de sus diversas secciones: coros, deportes, teatro (La Barraca); promotor de la Universidad Extraoficial -con Ortega y Gasset- y de la Sociedad de Interayuda Universitaria" (Escalona, "Una aproximación al exilio chileno: la editorial Cruz del Sur". El exilio literario español de 1939: actas del Primer Congreso Internacional. (Bellaterra, 27 de noviembre- 1 de diciembre de 1995), p. 369). En 1936, Arturo Soria fue nombrado Ministro de Propaganda, en parte debido a sus esfuerzos e iniciativas para dar a conocer la verdadera faz de la guerra en el extranjero.

Cuando se instaló en Chile, comenzó rápidamente una serie de actividades e iniciativas culturales que tendieron a crear una red de colaboración intelectual entre los exiliados e intelectuales que apoyaban la causa republicana. Gracias a su experiencia editorial, fundó la Editorial Cruz del Sur con numerosas colecciones que dan cuenta de su espíritu inquieto. Además, organizó una de las colecciones editoriales más particulares, El Archivo de la Palabra, a través de la cual dirigió una serie de grabaciones de poetas y escritores leyendo sus obras, las que luego eran vendidas como libros o programados en la radio. Fundó librerías en Santiago y Valparaíso y organizó una serie de conferencias de personas vinculadas al exilio.

En 1956 regresó a España donde continuó su labor editorial. Sin embargo, su desilusión en cuanto al desenvolvimiento de la vida en España es notoria (Escalona, p. 376). En 1976, padeció el asesinato de su hermano, el imprentero Carmelo Soria, en manos de la dictadura militar. Cuatro años después, en 1980, murió producto de una trombosis.