Subir

Un sello propio

La historia cuenta que el nombre Zig-Zag provino de un rápido movimiento de manos que Agustín Edwards hizo en el aire, mientras pensaba posibles títulos para su nueva revista:

"-Necesitamos -dijo- un nombre que pueda vocearse con rapidez, que denote agilidad, dinamismo y quede en la mente de quien lo escuche...

Y junto con decir estas palabras, la mano del señor Edwards rubricaba en el aire un movimiento rápido.

-¡Qué curioso! -dijo uno de los presentes-. ¡Su mano, señor, ha trazado el zig-zag de un relámpago.

-¡Zigzag- exclamó don Agustín- ¡No busquemos más, amigos míos! Hemos encontrado el nombre que hacía falta. Zig-Zag se llamará nuestra revista.

Hubo consenso unánime en que el de Zig-Zag era el título que reunía las condiciones requeridas. Conciso, original, vibrante. Era un nombre destinado a sobrevivir". (Félix López. "Nuestra propia Historia", Medio siglo de Zig-Zag: 1905-1955. Número Especial. Santiago: Zig-Zag, 1955. p. 68).

De este modo, aquel nombre que fue inventado por casualidad para una revista, pronto se convirtió en el símbolo de toda una empresa editora. Bajo esa marca, se lanzaron otras revistas que luego de la fusión pasaron a ser propiedad de Gustavo Helfmann.