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arte infantil

La Exposición de Dibujo de la escuela Nº19 de Santiago en 1926 fue la primera en exhibir arte infantil, concepto que se convertirá en paradigma de la educación artística en el mundo con el libro Desarrollo de la capacidad creadora de Viktor Lowenfeld. En dicha exposición el discurso de inauguración a cargo de Ramón Luis Ortúzar exaltó la libre expresión de la personalidad del niño en sus dibujos: "Observando minuciosamente las láminas expuestas, podeis encontrar los primeros pasos de la enseñanza del dibujo que consisten en ejercicios de reproducción de memoria de todo aquello que más impresiona al niño en su vida infantil y que él reproduce espontáneamente por medio del lápiz, de la tijera o la greda. Estos primeros dibujos, desconcertantes para ingenuos y audaces, que son la libre expresión de la personalidad del niño, no podrían tener la pretensión de ser obra de arte. Son algo así como los balbuceos de un niño en la cuna, verdaderos garabatos, especies de mamarrachos, tan variados como originales; pero si ellos no tienen la técnica del dibujante, esas figuras que vemos reproducidas en cuanto papel cae en sus manos o en los muros de los edificios y de los muebles, a las que tan poca atención prestamos generalmente, o que desdeñamos con desprecio, tienen para la infancia un alto significado expresivo de conceptos sobre las personas, los animales y la naturaleza que los rodea y son exponentes sinceros de fases distintas de su personalidad" (cf. Errázuriz, Luis. Historia de un área marginal, p. 126).

El docente Gerardo Seguel publicó en 1929 Fisonomía del mundo infantil, obra que contiene "referencias específicas a las etapas del arte infantil, sus vinculaciones con el arte primitivo, una breve reseña del valor educativo del cine y la reproducción de láminas con dibujos en blanco y negro" (op. cit., p. 126). Es ostensible la influencia de aquella educación que privilegia la espontaneidad y la participación del niño en los procesos educativos, y el sustento bibliográfico en obras de Sigmund Freud, John Dewey y Adolphe Ferrière.