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Huelga de suplementeros

La huelga de suplementeros se inició debido a un alza en el precio del diario. El costo era de 5 centavos por número y se mantuvo así hasta el número 198, del 18 de octubre de 1902, fecha en la que se duplicó su precio a 10 centavos. Lo suplementeros protestaron negándose a adquirir ejemplares, situación que obligó a expenderlo en tiendas, almacenes e, incluso, a ser vendido por el mismo personal del diario.

Según explicaba su director, con el alza se verían directamente beneficiados los suplementeros, pues en vez de recibir 2 centavos por número, ganarían 4 centavos con el alza. Sin embargo, esta medida se había adoptado para restringir el tiraje, pues no estaban dando abasto a la gran demanda del público. Ricardo Salas agregaba que "el problema de imprimir un diario de gran tiraje era un asunto de la mecánica no resuelto aún en forma satisfactoria" ("El Diario Ilustrado dos ediciones cinco centavos". El Diario Ilustrado. Santiago N° 222, 11 de noviembre de 1902, p.1). Es decir, la máquina Maroni adquirida para imprimir el diario era vieja y sólo podía imprimir 900 números por hora -entre 2000 y 4000 ejemplares al día.

La empresa tuvo que ceder, y el 11 de noviembre volvió a su antiguo valor de 5 centavos, que en la época era lo mismo que se pagaba por un asiento de tranvía. La huelga de los suplementeros tuvo serias repercusiones en el futuro del diario y el impasse se agravó en el mes de diciembre cuando se les negó a los suplementeros la ventaja de la devolución de los ejemplares no vendidos, tal como lo hacían el resto de los diarios. Se inició un período crítico de la empresa que desembocó en la posterior venta del diario.