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El mestizaje durante la Conquista

Entre 1541 y 1580, la conquista española produjo una serie de intercambios sanguíneos y culturales entre los conquistadores y los indios que habitaban el Reino de Chile. Como en todo proceso de imposición de la dominación, este primer contacto se caracterizó por ser esencialmente violento y forzoso. Por lo mismo, durante este período fueron recurrentes las violaciones que perpetraron los españoles a las mujeres indígenas. Fue tan visible ese fenómeno que el cronista Pedro Mariño de Lobera menciona que "hubo semanas que parieron sesenta indias de las que estaban en su servicio, aunque no en el de Dios" (Mariño de Lobera, Pedro. Crónica del Reino de Chile. Santiago: Imprenta del Ferrocarril, 1861, p. 396). Incluso, otros cronistas del siglo XVI relatan que Francisco de Aguirre -compañero de Pedro de Valdivia y reconstructor de la ciudad de La Serena en 1544- fue famoso por haber dejado una descendencia de más de 50 hijos en todo el Reino.

Sin embargo, no todas las uniones entre españoles e indias tuvieron ese carácter forzoso. Los conquistadores respetaron las jerarquías de las sociedades indígenas y buscaron matrimonios ventajosos con las de mayor estatus, generalmente las cacicas. Uno de los más destacados de este período fue el de Francisco Martínez de Vergara con la cacica de Chacabuco. También, el de Bartolomé Flores con Elvira, cacica de Talagante. Estos últimos son los tatarabuelos de Catalina de los Ríos y Lisperguer, conocida popularmente como la Quintrala.