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Elvira Hernández

Según señala el académico y novelista Jorge Guzmán, los libros de Elvira Hernández tienen algo de anónimo e, incluso, cada uno de ellos termina por fabricar a su propia autora. Elvira Hernández es el seudónimo de Teresa Adriasola, nombre que en Santiago Waria aparece transformado en la frase "Teresa Anda Sola". Es difícil señalar cuál es el verdadero nombre de esta autora, no solo porque ha cultivado un perfil muy bajo, sino porque cada una de sus identidades parece ser parte de una estrategia para reafirmar su libertad creativa y resguardar la independencia de la poesía frente a cualquier clase de poder: una actitud de resistencia frente a la cultura dominante, que también se manifiesta en su cercanía con el feminismo.

La misma autora se describió a sí misma de la siguiente manera, en lo que tituló una pequeña "biografía de urgencia": "No pertenece a la mayoría ni a la minoría. No es de vanguardia o neo-vanguardia, ni marginal, ni underground. Nunca fue poeta joven. No se exilió adentro ni afuera. Ha estado ausente y ahora hace número. Se ubica desde 1951 en la Línea Sur de Chile. Se graduó con honores de Estudiante Permanente. Desde hace diez años trabaja en un proyecto de su interés: 'La verdad es una mentira necesaria', para el cual no logró conseguir auspicio institucional. No tiene transbordos intelectuales. No le interesa la cultura, le interesa la luz. Algunos de sus trabajos publicados en poesía son ¡Arre Halley Arre!, 1986; Cartas de Viaje, 1989; La Bandera de Chile, 1991; El Orden de los Días, 1991 y en 1992 Santiago Waria" (Texto contraportada, Santiago Waria. Santiago: Cuarto Propio, 1992).