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grandes centrales hidroeléctricas

A mediados de la década de 1960 se hizo necesario aumentar significativamente la capacidad de generación eléctrica debido a que la demanda de energía aumentaba al ritmo de diez por ciento anual, dando paso a la etapa de construcción de las grandes centrales hidroeléctricas. La primera de ellas, inaugurada en 1968 fue la central Rapel. Ésta dio origen a un embalse y una enorme represa donde se instalaron cinco turbinas con una capacidad de generación de 350.000 kW.

Por su parte, la central El Toro, inaugurada en 1973, con una capacidad de generación de 400.000 kW conducía las aguas del lago Laja, a través de un túnel de ocho kilómetros de largo, con 610 metros de altura de caída, a la sala de máquinas ubicada a orillas del río Polcura.

En 1981 se inauguró la central Antuco, que también aprovechaba las aguas del Laja con una potencia de 350.000 kW. Cuatro años después se inauguró el complejo hidroeléctrico Colbún (400.000 kW) y Machicura (90.000 kW), que, aprovechando el caudal del río Maule en la VII región, dio origen a los lagos artificiales Colbún y Machicura, y a dos centrales hidroeléctricas con el mismo nombre.

Así, con la construcción de estas nuevas centrales el sistema de transmisión de energía -Sistema Interconectado Central- permitió que la energía eléctrica se transmitiera instantáneamente desde Copiapó a Chiloé, cumpliéndose el objetivo trazado por los ingenieros de CORFO de aprovechar los recursos hídricos del país para la producción de energía eléctrica.