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Ensayos de literatura

Junto con emplearlo como medio para la investigación literaria o la enunciación de una poética, varios autores se han valido del ensayo para exponer sus inquietudes sobre la construcción de la identidad nacional, como en el caso de Gabriela Mistral con su excepcional ensayo "Menos Cóndor y más Huemul", incluido en Recados contando a Chile (1957), Nacionalismo Continental (1925) de Joaquín Edwards Bello o algunos textos de Confesiones imperdonables (1962-67) del multifacético Daniel de la Vega. Asimismo, algunos escritores de la generación de 1950 dedicaron su ensayística a temas relacionados con la literatura y la tradición cultural de Chile, como Claudio Giaconi con la aparición de Un hombre en la trampa: Gogol y Enrique Linh, quien tuvo la realidad nacional como tema predilecto en trabajos como La cultura en la vía chilena al socialismo (1971) o Sobre el estructuralismo de Ignacio Valente (1983), ambos ensayos reunidos en la compilación a cargo de Germán Marín El circo en llamas (1997). Destacan también los ensayos de Miguel Arteche La extrañeza de ser americano (1958) y Notas para la vieja y la nueva poesía chilena (1962) y de Jorge Edwards la compilación de ensayos Desde la cola del dragón (1977).

Por su parte, el trabajo de prensa de Cristián Huneeus, recopilado en Cristián Huneeus: artículos de prensa (1969-1985), constituye un caso especial de ensayo que colinda con la crónica. Otro caso es el de Patricio Marchant, quien en 1984 publicó Sobre árboles y madres, texto clave en la lectura poética de Gabriela Mistral. Asimismo, Ariel Dorfman escribió el célebre libro Para leer al pato Donald (1971), en colaboración con Armand Mattelart, y Ensayos quemados en Chile: inocencia y neocolonialismo (1974), entre otros.

También aparecen dos autores de la generación del 60: Mauricio Wacquez con Hallazgos y desarraigos (2005) y el pintor y narrador Adolfo Couve con Escritos sobre arte (2005), una selección de ensayos sobre pintura.