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Epopeya de las bebidas y comidas de Chile

"Y, ¿qué me dicen ustedes de un costillar de chancho con ajo, picantísimo, asado en asador de maqui, en junio, a las riberas del peumo o la patagua o el boldo que resumen la atmósfera dramática del atardecer lluvioso de Quirihue o de Cauquenes, o de la guañada en caldo de ganso, completamente talquino o licantenino de parentela?, no, la codorniz asada a la parrilla se come, lo mismo que se oye "el Martirio", en las laderas aconcagüinas, y la lisa frita en el Maule, en el que el pejerrey salta a la paila sagrada de gozo, completamente rico del río, enriquecido en la lancha maulina, mientras las niñas Carreño, como sufriendo, le hacen empeño a "lo humano" y a "lo divino", en la de gran antigüedad familiar vihuela" (Pablo de Rokha).

Publicado en 1948 como parte de la obra Carta magna de América, este poema acentúa el tratamiento de elementos de la cultura nacional, que mediante lo histórico y lingüístico mitifica las comidas y bebidas de nuestro país, además de personajes cotidianos y lugares de la geografía nacional desde Arica hasta Chiloé. La epopeya consiste en exaltar el mundo de los campesinos, los mineros, pescadores y de la vida rural en general. A partir de la cocina y la bebida existe un rescate de una filosofía vital, que apunta al mundo indígena y al español, es decir, que representa el mestizaje en la cotidianeidad de la nación.