Durante 1933, con gran preocupación Alberto Villegas, Jefe de la Oficina Maternal del Consultorio Unión Americana, dio cuenta que en la Caja de Seguro Obrero Obligatorio un 47% de las asistidas eran madres solteras. Según Carlos Ramírez, médico de la Dirección General de Sanidad (DGS) y de la maternidad del Hospital San Borja, el 45% de las madres atendidas en la maternidad donde él trabajaba eran solteras. El médico declaraba en uno de sus artículos que esto era una tragedia. En general, se estableció que las madres solteras, aseguradas o no, eran las más asiduas a la atención del parto y puerperio en las maternidades de Santiago, a diferencia de las casadas, que optaban por la asistencia profesional en su domicilio.

Por su parte, la Oficina Madre y Niño de los Centros Preventivos de la DGS, donde concurrían las madres no aseguradas, constataba que de 970 hogares visitados al azar en la capital, 235 no estaban legalmente constituidos.