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concepto de "desplazamiento"

El concepto de "desplazamiento" del grabado se acuñó en Chile como consecuencia de la crisis de las técnicas tradicionales y del rumbo que estas fueron tomando en los centros de formación artística. La idea nació en el Taller de Grabado de la Universidad Católica, en el cual los alumnos presentaban a menudo trabajos que se encontraban en los límites de la definición técnica de lo que implica un grabado. Ello fue generando un cuestionamiento no solo de la tradición artística de esta práctica, sino también una resignificación de sus propiedades técnicas.

Los primeros trabajos que problematizaron la noción de "desplazamiento" surgieron en 1980, en el Taller de Grabado de la Universidad Católica, dirigido entonces por Eduardo Vilches, quien sostenía un concepto ampliado de grabado: "Yo entiendo el grabado como un sistema de impresión que permite la serialidad y en que el soporte puede ser cualquier cosa. Una mujer que mancha la servilleta con rouge al limpiarse la boca, ya ha hecho una impresión. Eso no es grabado en el sentido tradicional, pero podría llegar a ser, abre posibilidades. Lo mismo las pisadas de una persona sobre la arena. El recoger las sugerencias de esas impresiones tiene que ver con el lenguaje del grabado." (Vilches, Eduardo. "Un profesor debe aceptar los riesgos"; [entrevista realizada por Pablo Villarroel Venturini], Revista de Arte UC (3):26, 1988).

Entre los primeros ejemplos de desplazamiento de los que existe registro se encuentra una obra de Carlos Gallardo en la que el autor documentó la ejecución de vacas en un matadero, acontecimiento que conceptualizó como una edición, en la que cada cuerpo corresponde a una copia derivada de una matriz común. Otro antecedente de este tipo de trabajos se encuentra en la obra de Arturo Duclós, quien transcribió un poema de Nicanor Parra (1914-) sobre diferentes soportes de madera (objetos domésticos, bancos de parques, barracas de venta de madera, etc.), con el objeto de "reubicar en su especificidad al maestro xilógrafo: la xilografía como práctica secular, reintroduce su conciencia histórica en el interior del arte, como testimonio preindustrial, como imagen prefotográfica, como panfleto político" (Soro citando a Arturo Duclós, III Bienal de Arte MNBA, p. 44, ).