El tiempo banal (1955) obtuvo en 1954 el Primer Premio de Novela en el concurso organizado por el Sindicato de Escritores de Chile y el Premio Municipal de Novela en 1956.

Por la construcción filosófica del relato y su discurso existencialista, Atías fue comparado con el Sartre de La Náusea (J. L. A. "El tiempo banal (Guillermo Atías)". Aurora, Nº 5-6, enero, 1956, p. 179). El tiempo banal es entendido como "un tiempo de la nada, cuando los desarrollos se gestan. Hay una germinación oculta, más allá de la conciencia del hombre, de la representación de las cosas. Los hombres sospechan cuando esto está ocurriendo e impotentes, aguardan y callan. Todo acto resulta arbitrario cuando se trata de forzar ese instante incierto. Para no despertar, las personas se recogen en sí mismas, se preparan para afrontar las nuevas formas que las obligará a decidirse" (Atías, Guillemo. El tiempo banal. Santiago: Nascimento, 1955, p. 42).

Los ejes de la acción se encuentran en Fernando Blanco y su familia, miembros de la aristocracia; Alberto, profesor de Castellano y representante de la clase media, y Cora, la poeta del pueblo, que Alberto conoce en uno de sus paseos por la Estación Central. Los vasos comunicantes que se generan entre los personajes muestran, precisamente, el hiato entre las clases sociales, a tiempo que evidencian la crisis de identidad del mundo representado. Estas características narrativas llevan al académico Cristian Montes a aseverar que "la crítica social generalizada que Atías desarrolla en El tiempo banal apunta a la imposibilidad del sujeto citadino de experimentar la ciudad como unidad de integración" (Montes, Cristian. "El cronotopo de la exclusión en tres novelas de la generación del 38". Revista Chilena de Literatura, Nº 73, noviembre 2008, p. 181).