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perfecciona su escritura poética

El debate en torno al Romanticismo durante las décadas del cuarenta y el cincuenta del siglo XIX fue un tema recurrente en las revistas literarias de la época. En ellas se enfrentaban exponentes de ambos bandos, algunos para denostar esta corriente sentimentalista que, según ellos, no presentaba planteamientos claros, y otros para situarla dentro del panorama de las letras nacionales como un modelo deseable de patriotismo.

Una de las primeras críticas que recibe Guillermo Blest Gana es el sentimentalismo romántico de sus poesías, cargado de un desgano y un sufrimiento vital que parecía poco verosímil en un poeta tan joven. Sin embargo, el propio autor asumió más tarde esta crítica, ya que "penetrado de esta malsana tendencia literaria que empañaba a todas las jóvenes inteligencias de aquella época y llevado el propósito de estirar el mal de raíz, erijiose en su más duro censor y a la vez que zahería en un artículo a los poetas jóvenes que a los quince años se mostraban desilusionados de la vida, se reprochaba el haber incurrido en esta falta y confesaba su pecado en versos festivos que escribía en el álbum de una hermosa" (Antonio Orrego Barros. Prólogo a Obras completas de Guillermo Blest Gana, p. XIX). Así lo expresaba en los siguientes versos:

"Yo no soi de esos Byron de quince años

Que, salidos ayer de las escuelas,

Hablan ya de dolor y desengaños:

Dolores pueden ser, pero de muelas;

Que llaman la mujer, pozo de angaños,

Pisoteado su honor como las suelas

De sus zapatos, solo porque fiera

Se les mostró talvez su lavandera.

(Fragmento de La flor de la soledad, op. cit., p. XXV)

Respecto de los nuevos estilos en boga Blest Gana juzgaba que se trataba de "novedades pasajeras, como lo fué el decadentismo i que la única poesía que puede vivir i que usted debe hacer, si quiere que sus versos no duren lo que las rodas de verano, es bella poesía, poesía suave, verdadera i sobre todo con mucho sentimiento. Esto de las novedades no es un problema de ahora: lo ha sido toda la vida, desde que se escribe" (op. cit., p. XIII)