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Diversidad de criterios

La construcción de una historia literaria nacional supone simultáneamente la aceptación de cierto concepto de nación y la elaboración (o confirmación, en algunos casos) de un canon literario que dé cuenta de aquella concepción cultural. En Chile, y en Latinoamérica en general, uno de los primeros conflictos enfrentados por la historiografía literaria dice relación con la forma en que se construye ese concepto de nación, frente a la pregunta por los textos literarios producidos durante la Colonia. Claros ejemplos de este conflicto son las polémicas generadas en la crítica en torno a la omisión de la literatura colonial en el Bosquejo histórico de la literatura chilena, de Domingo Amunátegui; como también frente a la distinción operativa que hace José Promis entre literatura chilena y literatura del Reino de Chile.

El desafío que propone la formación de un canon, aun trascendiendo el conflicto de la nación, supone a su vez un proceso de selección variable, que depende del momento y de la posición desde la que se realiza. Estas dificultades se acentúan al momento de realizar una sistematización histórica que intente incorporar al canon la producción literaria contemporánea. Al respecto Maximino Fernández Fraile observa: "La historia no se detiene: es su sino inevitable. Y en efecto, a comienzos del siglo XXI, cuando los escritores de la Generación de 2002, llamada también de los 90 (…) están entregando su producción narrativa, lírica y dramática, ya han comenzado a aparecer nombres de escritores más jóvenes aún, fundamentalmente poetas, que forman la primera Generación de una nueva Tendencia" ("¿Cuál será el camino?". Historia de la literatura chilena. Santiago, Edebé, 2007, p. 743).