Pese a que estos textos no se proponen explícitamente elaborar una historia de la literatura chilena, el hecho de presentar sus estudios dentro de una narrativa histórica los distingue como grupo específico dentro de la crítica. Parte importante de la labor que llevan a cabo estas publicaciones se centra en llamar la atención sobre temas y sectores marginados dentro de la producción literaria, salvando así un ámbito que las historias más amplias solo someramente llegan a cubrir, por la necesidad que enfrentan de dar cuenta del canon. De igual manera, es en este tipo de estudios donde actualmente se encuentra la mayor experimentación en torno a metodologías historiográficas, por una parte debido a los temas que trabajan (que de por sí demandan nuevas aproximaciones) y, por otra, debido a la libertad que supone desmarcarse, incluso cuando es en apariencia, de la tradición historiográfica.

En este sentido, el estudio de Sergio Vergara, Vanguardia literaria. Ruptura y restauración en los años 30, se posiciona abiertamente contra los criterios jerarquizantes de las historias literarias tradicionales: "Las historias de la literatura en Chile (en general en Latinoamérica) han limitado su esfera de acción a realizar grandes inventarios de obras y de nombres propios 'representativos' de una época (...). Si pensamos por ejemplo en la década del treinta en Chile y en el proceso de formación de la vanguardia, es claro que la identificación del periodo con tres o cuatro nombres resulta inevitable" (Vanguardia literaria. Ruptura y restauración en los años 30. Concepción : Eds. Univ. de Concepción, impresión de 1994, p.3)