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Enrique Araya Gómez (1912-1994)

Novelista y diplomático, nació en Santiago el 28 de septiembre de 1912. Estudió en el Colegio de los Sagrados Corazones y luego siguió la carrera de Derecho en las universidades Católica y de Chile. Durante algún tiempo fue agricultor. En 1940 entró a trabajar al Servicio de Impuestos Internos, donde conoció la realidad burocrática que luego utilizaría en su obra. En 1957 ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores, sirviendo como Agregado Cultural en Argentina, Perú y México y, como Cónsul en Bilbao. Tuvo diecisiete hijos de dos matrimonios y, según comentan autores y amigos, fue también inventor.

Novelista, cuentista, dramaturgo y columnista de Las Últimas Noticias, dueño de un lenguaje sencillo y a veces de alto vuelo reflexivo, siempre destacó en su escritura un sutil matiz biográfico, capaz de construir historias partiendo de elementos ínfimos: un recuerdo, una anécdota, una conversación escuchada al pasar. Sus estudios de filosofía, escultura y psiquiatría -además de su carrera diplomática- engrosaron el imaginario que construyó a través de su prosa, surcada por una comicidad profunda, que se descubre desde su primera novela, La luna era mi tierra (1948). Su personaje principal, Eustaquio Arredondo, se ríe de sí mismo y de sus derrotas, pero a la vez reflexiona sobre el hecho de transformarse en un hombre serio. Su publicación obtuvo un éxito inesperado. Con los años, alcanzó la veintena de reediciones y se elevó a la categoría de clásico del humorismo nacional, transformando a su autor en uno de los más leídos en Chile.

Incansable y prolífico, su producción literaria no cesó sino hasta el día de su muerte, incluso con dos textos inéditos a su haber, Los simuladores y País desintegrado. Su obra contempla: La luna era mi tierra (1948), El caracol y la diosa (1950); El día menos pensado (1952), Gerardo o los amores de una solterona (1953), La jaula por dentro (1955), El inútil Hipólito Jara (1955), Francalia (1965) La otra cara de la luna (1966), La tarjeta de Dios (1974), Luz negra (1978), Siempre en la luna (1986), Crimen de cuarto cerrado (1987), El pícaro García (1988) y A pie hacia el infinito (1994).

Recibió el Premio Municipal de Novela en 1948 y el Premio Jorge Luis Borges de la Fundación Givre de Buenos Aires en 1977. Falleció en Santiago, el 14 de abril de 1994.