Subir

Biografía

HITO SACERDOTAL

La vida de un sacerdote es una prolongación de la vida de Cristo...

El padre Hurtado es ordenado sacerdote en Lovaina, el 24 de agosto de 1933. Dos años más tarde, realiza en Tronchiennes la última etapa de formación jesuita: la tercera Probación. Obtiene brillantemente el grado de doctor en Pedagogía de la Universidad de Lovaina con la tesis sobre el autor John Dewey.

Con ello, ha finalizado todos los estudios jesuitas en la Compañía.

Cuando Dios se apodera de un alma, la funde en Él...

"¡Ya me tiene de sacerdote del Señor! Bien comprenderá mi felicidad y con toda sinceridad puedo decirte que soy plenamente feliz (...)Ahora ya no deseo más que ejercer mi ministerio con la mayor plenitud posible de vida interior y de actitud exterior compatible con la primera".

(Padre Alberto Hurtado, carta de 1933)

El regreso a Chile...

El Padre Hurtado regresa a Chile en 1936, encontrándose con un país dividido socialmente, con altos niveles de pobreza, analfabetismo y marginalidad en las ciudades. La insensibilidad de las clases altas frente a la realidad chilena le causa gran aflicción.

Se concentraba preparando conferencias, en las que transmitía a los demás los problemas de Chile desde la visión de su alma y por medio de un particular carisma. También realizaba clases en el Colegio San Ignacio, la Universidad Católica, el Seminario Pontificio Mayor y dirigía a los alumnos mayores de la Congregación Mariana. Muchas personas acudían donde él en busca de un consejo o para sentir el cálido afecto de su mirada al escucharlos. Cuando el tiempo se lo permitía, viajaba a la casa de los jesuitas en Calera de Tango, en donde encontraba tranquilidad para meditar y escribir.

En 1937, mientras daba Ejercicios Espirituales muere su madre, dejando en él la enseñanza de ayudar siempre a los demás.

Un gran educador...

Le encantaba trabajar con los jóvenes, aplicando en sus cátedras los conocimientos adquiridos en el extranjero. Atrae por su entusiasmo y fuerza, incitando a vivir la experiencia de acercarse a Dios y entregarse a Él sin miedo. Con calidez, pero enérgico invitaba a las personas a "chiflarse" por Cristo.

Eran tiempos de grandes cambios políticos. Mientras el Padre Hurtado causaba un gran magnetismo, el Partido Conservador que durante años había representado a los católicos, se divide. Un grupo de jóvenes cristianos forma la Falange Nacional en 1935. Más tarde, la izquierda política agarra fuerzas en Chile por medio del Frente Popular, que llevó a la presidencia a Pedro Aguirre Cerda (1938-1941).

Formador de vocaciones...

La Iglesia debía llevar su palabra de aliento a todos los rincones del país que la requerían: el campo, la ciudad, el interior de las familias y las industrias. La escasez sacerdotal de la época impulsa al Padre Hurtado a trabajar captando vocaciones. Era urgente formar sacerdotes que quisieran convertirse en testigos de Cristo, servidores de los demás y luchadores por la justicia social. Para el Padre Hurtado, éste era el mejor camino de identificación con Dios y de realización del llamado a la santidad. Decía que "Cristo está en el origen y en la fuerza de cada vocación".

Por ese entonces, impartió Ejercicios Espirituales y dirigió espiritualmente a muchos jóvenes que lo seguían atentamente y sentían el "run run", el rumor del pensamiento al girar en torno a la idea del sacerdocio. La excelente acogida por la generación de sacerdotes de los años 40 y 50 dio como resultado a grandes hombres de fe y servicio social.

Acción Católica...

El Padre Hurtado trabajaba aceleradamente en varias actividades, entre ellas la construcción del Noviciado de Marruecos, cuando es propuesto por Monseñor Augusto Salinas a la Comisión Episcopal como Asesor de la Juventud de la Acción Católica en 1941.

Durante su conducción, el movimiento cobró auge, debiendo viajar de norte a sur para asistir a convocatorias masivas. En Santiago, se juntaban en la casa de Ejército Nº 3, considerada por los jóvenes como su segundo hogar. Llega a convertirse en Asesor Nacional, recibiendo críticas de algunos al interior de la Iglesia que denuncian su falta de sumisión a la jerarquía. Sin embargo, los mayores obstáculos provienen del Partido Conservador que acusó a la Acción Católica de fomentar entre los jóvenes el crecimiento de la Falange Nacional y la división de su partido.

Pese a la injusticia, renuncia a su cargo en 1944, conteniendo las reacciones de los jóvenes que lo apoyaban. Su aceptación resignada es una muestra de sabiduría. En momentos como éste, prefería sonreír y recibir con alegría la cruz de Cristo.

Su huella en los libros y en las vocaciones...

A pesar de que su agenda estaba siempre saturada, reservaba tiempo a la elaboración de sus libros. Quienes lo conocieron, afirman que era un escritor apresurado que armaba sus obras en poco tiempo. Era un crítico social que analizaba la realidad del país y del mundo con una mirada atenta y suspicaz, inspirada en la fe de un hombre que amaba intensamente a Cristo y a los demás. Con algunas obras causó resquemor en ciertos sectores. Muchos de los temas planteados por él, aún permanecen vigentes en la sociedad chilena.

En el campo de las vocaciones, dejó una huella imborrable en quienes lo conocieron y se convirtieron en sacerdotes. Algunos de ellos ocupan cargos públicos importantes como el Padre Renato Poblete (ex Capellán del Hogar de Cristo), Carlos González (Obispo Emérito de Talca), Carlos Hurtado, Jaime Correa (postulador de la causa del Padre Hurtado), Patricio Cariola (Premio Nacional de Educación), Ignacio Ortúzar, Fernando Karadima y muchos otros...

Ver Biografía de Alberto Hurtado tercera parte