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Deterioro en la unidad de los partidos de izquierda

Aunque la rivalidad política e ideológica entre el Partido Comunista y el Partido Socialista se remontan a la fundación de este último, sus relaciones se vieron profundamente afectadas desde que Gabriel González Videla asumió la presidencia. Esta pugna se expresó en enfrentamientos callejeros entre sus militantes, así como en el asesinato de dirigentes de ambas colectividades en la zona del carbón, en circunstancias nunca aclaradas, y en el despido de militantes socialistas de reparticiones públicas controladas por funcionarios comunistas. A partir de 1947, la mayoría del Partido Socialista apoyó la persecución anticomunista iniciada por el gobierno, por considerar que el Partido Comunista no sólo era un servil instrumento de la Unión Soviética que no representaba los intereses de la clase trabajadora, sino que constituía una verdadera amenaza al sistema democrático.

En 1948, el rompimiento de relaciones entre la Unión Soviética y Yugoslavia fue otro motivo de distanciamiento entre comunistas y socialistas. Mientras los primeros apoyaron a Stalin, los segundos defendieron el socialismo autogestionado y no alineado propuesto por Tito.

A pesar de la pública condena a los crímenes y errores del estalinismo por parte del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), posición que luego fue asumida por su homólogo chileno, las relaciones con el Partido Socialista se vieron nuevamente afectadas por la invasión soviética a Hungría (1956) y a Checoslovaquia (1968).