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institucionalidad

Durante el siglo XIX, el ejercicio de la medicina en Chile se circunscribió por largo tiempo al ámbito privado, apoyándose en la caridad. A pesar de ello, tempranamente surgieron algunas instituciones como la Junta Directora de Hospitales de Santiago y la Junta de Beneficencia y Salud Pública -antecesora del Servicio Nacional de Salud-, ambas creadas en 1832.

Avanzado el siglo y debido al auge que experimentaron las ciencias médicas en el país, el Estado fue adquiriendo un mayor protagonismo en los temas de salud pública. En el último tercio del siglo XIX, los problemas de salubridad asociados a la cuestión social, sumado a las corrientes higienistas de la época, contribuyeron a que se generara una institucionalidad médica estatal, cada vez más compleja.

En 1882 el médico Federico Puga Borne, siendo secretario de la Junta de Higiene en Valparaíso, propuso la promulgación de un código sanitario y de un organismo estatal de sanidad. Tras esta primera iniciativa, el 19 de enero de 1889 surgieron los Consejos de Higiene Pública. Posteriormente, en septiembre de 1892 se creó el Consejo Superior de Higiene Pública y el Instituto de Higiene, encargado de la salubridad del país y que cumplió además un rol moral al encargarse de temas como el alcoholismo, la prostitución y el control de las casas de tolerancia. Ambos organismos eran dependientes del Ministerio del Interior. El Consejo tenía solo un carácter consultivo, mientras que el Instituto hacía las veces de laboratorio nacional de higiene, química, demografía y toxicología de Chile. En 1897 se aplicaron en el Instituto los primeros métodos de diagnóstico y comenzó la fabricación local de vacunas.

Al alero de este Instituto, se formó una generación de médicos especialistas en higiene, destacándose Alejandro del Río, Lucio Córdova, Pedro Lautaro Ferrer y Ramón Corbalán Melgarejo (1894-1915). Este último se desempeñó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y el Hospital del Salvador. Acompañado por Alejandro del Río, Octavio Maura y el abogado Paulino Alfonso del Barrio, Ramón Corbalán comenzó a trabajar hacia 1901 en un proyecto de código sanitario que aunase los criterios a nivel nacional y posibilitase un accionar conjunto entre médicos y policías. El proyecto, que incluía la creación de la Dirección de Sanidad, fue presentado en la Cámara de Diputados el 12 de febrero de 1910, acogida el 22 de enero del año siguiente. Tras años de debate, fue aprobado por los senadores el 6 de agosto de 1918, promulgado como Ley N° 3.385 del 22 de mayo de 1918. En la práctica, la Dirección de Sanidad actuó como Ministerio de Salud, quedando Ramón Corbalán a la cabeza de la institución.

Seis años después se creó el Ministerio de Higiene, Asistencia y Previsión social, a cargo de Alejandro del Río finalizando así la primera etapa de un proceso de institucionalización estatal que continuó desarrollándose a lo largo del siglo XX.