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Políticas especiales

En 1953 la promulgación del Decreto con Fuerza de Ley N°303 instauró el régimen de Puerto Libre en Arica, eximiendo de impuestos de importación y tasas de desembarque a los productos que ingresaran al país a través de él. La creación de un espacio de libre comercio permitió el desarrolló urbano de Arica como eje portuario en función de sus vías de comunicación, predominando ampliamente las ventas al por mayor, el comercio informal, el contrabando y los servicios.

La opción por la estrategia comercial permitió a Arica aprovechar al máximo todas sus potencialidades de interacción económica y articulación espacial con las regiones vecinas, sin embargo, hacia 1958 no había cumplido con un objetivo de importancia creciente, cual era conformar un núcleo industrial consolidado y relativamente autónomo. Ese año, el gobierno derogó el decreto de Puerto Libre, pero mediante la Ley 13.039 mantuvo un trato preferencial hacia las manufacturas, desgravando sus insumos y estimulando la localización de plantas automotrices y electrónicas. En este contexto, la posibilidad de introducir artículos semielaborados, ensamblarlos en la ciudad y luego ponerlos en el mercado bajo condiciones preferenciales, generó un incipiente aparato industrial.

En breve plazo, la dinámica económica de la ciudad experimentó un considerable incremento, al igual que su tasa de crecimiento demográfico y su ritmo de expansión urbana. Así, no obstante las dificultades que imponía la distancia y los mayores costos que debían solventar los consumidores, el aparato manufacturero ariqueño logró constituirse en uno de los principales proveedores de bienes elaborados del país. En 1967, el sector estaba compuesto por once plantas de ensamblaje de automóviles y doce que las proveían de partes y piezas; cinco de artículos electrónicos, siete manufactureras y seis de productos eléctricos y línea blanca; dos textiles y cinco químicas; además, había más de un centenar de talleres y pequeñas industrias dedicadas a la producción para el consumo local y a la prestación de servicios.

Desde 1974, la nueva estrategia de gestión pública privilegió el auge de Iquique, que pasó a ser capital de la región y a disfrutar a través de la Zona Franca (ZOFRI) las franquicias aduaneras que en el pasado impulsaron el progreso de Arica. Toda una excepción en el contexto de la política nacional de desarrollo socio económico que implementó el régimen militar de Pinochet, inspirado por los más estrictos principios de la teoría neoliberal. La política de desarrollo vía Zona Franca implicó que la población de Iquique prácticamente se duplicó en poco más de una década. Dadas sus condicionantes naturales, la ciudad se acercó a su umbral de crecimiento y progresivamente fue disminuyendo su ritmo de expansión. Una vez ocupada completamente el área de la planicie costera, su trama urbana se extendió sobre el sector de Alto Hospicio y sobre el borde costero hacia el Sur de la ciudad con urbanizaciones destinadas a las familias mineras.