Subir

Su jubilación formal

La tarde antes de fallecer, su mujer lo vio escribiendo unas líneas. Días después, encontró, entre los papeles revueltos, una carta donde su marido presentaba su jubilación al director del diario Luis A. Silva.

Esta carta decía lo siguiente: "Querido Lucho: Daría cualquier cosa por no tener que escribirte estas líneas. Sé que ni tú, ni Fernando Varas, ni Jorge, ni los treinta compañeros con que he vivido tres cuartas partes de mi vida, necesitan de ellas para comprender con cuánta pena pongo punto final a una tarea que forma parte de mi vida misma, y que todas las frases de agradecimiento al diario mismo y a los innumerables compañeros que me dieron su amistad abonarán un ápice a la deuda de afecto con que me alejo de esta casa.

Con la esperanza de evitar este paso, me he sometido a tratamiento médico, he afrontado pelotillas e inyecciones y he acatado a la generosa insistencia del Diario, al oponerse una y otra vez a la jubilación.

Me resistía a 'entregar la pala', como dicen los huasos.

Cuando cada mañana al leer el diario se ve a los viejos colegas ocupar su puesto de combate con el mismo brío que veinte años antes; la ausencia de la fila, por forzada que sea, parece una deserción.

Por desgracia los años han pasado y no puedo decir que soy el mismo del año veinte.

¡Quién sabe si es para mejor! Hay algo cuenta de ellos. Corre el riesgo de que si uno no lo nota, lo noten los lectores. En estas condiciones, no me queda más recurso que la jubilación" (Jenaro Prieto. "El último borrador de Jenaro Prieto", El Diario Ilustrado, 8 de marzo, 1946).