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Jacinto Chacón

El "historiador ideal" para Andrés Bello debía ser, antes que todo, un erudito, conocedor de las fuentes, esmerado en el cotejo de los documentos y puntilloso en la adquisición de certezas, todo ello bajo el alero de la objetividad. Esto era especialmente necesario en Chile, donde el primer quehacer debía abocarse a la tarea de identificar con seguridad las fuentes, los hechos y su relevancia, además de realizar una narración histórica capaz de reproducir en el relato el mayor número de documentos originales posible. En este sentido, Andrés Bello defendió el método narrativo en la historiografía en reiteradas ocasiones, pues consideraba que lo más importante era la reconstrucción de los hechos pasados en base a la documentación disponible.

El sabio venezolano sostuvo a mediados del siglo XIX, una célebre polémica que ha sido recogida por diversos historiadores. Cristián Gazmuri señala que la defensa de la historia narrativa, es decir de aquella que utiliza como método la reproducción del documento y del relato de los hechos históricos, llevó a comienzos de 1848 al profesor del Instituto Nacional, Jacinto Chacón, a acusar a Andrés Bello de defender la historia narrativa, método que consideraba "chato y limitado, e incluso superficial". Bello defendió su postura señalando que se trataba de una etapa a recorrer obligadamente en el camino del conocimiento histórico.

Jacinto Chacón, por su parte, tenía una postura más inclinada a lo que en la época denominaban "filosofía" o bien "teoría de la Historia", en la que los hechos y procesos históricos se enmarcarían y explicarían en función de un proceso o transcurso mayor, no siempre inteligible para el historiador y menos para el observador común. Por ello, a su juicio, hacer historiografía significaba desentrañar el fin u objetivo último de la historia humana. Influenciado por el pensamiento ilustrado, Chacón postulaba la necesidad de construir una historiografía iluminada por la filosofía del progreso, en la cual cada etapa de la historia era una superación de la anterior, aplicando de este modo elementos interpretativos europeizantes, lo cual se contrapone con la historia narrativa, centrada en la metodología y en la narración de los hallazgos documentales más que en una explicación sobre el sentido ultimo de los procesos históricos.