Aunque ya para este periodo el arte en Europa había experimentado una evidente secularización, en las colonias españolas el motivo religioso siguió siendo dominante. La representación más recurrente del niño fue la figura del Niño Jesús junto a la Virgen María.

"Virgen con el Niño. Devoción de Don Manuel de Salzes y Doña Francisca Infante", que data de 1767, es una de las pocas imágenes que incluyeron motivos religiosos y civiles al interior de la misma obra. Ocupando gran parte de la composición, aparece la Virgen y el Niño Dios, coronados y ricamente ataviados, rodeados de cuatro ángeles. Abajo, se ubican Don Manuel, a la izquierda, y Doña Francisca, a la derecha. Esta última está acompañada de dos personajes: probablemente su hija, de menor tamaño, y una pequeña criada negra, que permanece en la sombra. Todos están en postura devota, con las manos en actitud de rezo.