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Las escuelas durante el periodo colonial

El acceso a la educación en la época colonial se limitaba a las primeras letras, en las escasas escuelas mantenidas por algunos conventos, parroquias y cabildos. Sin embargo, pocos podían asistir estos establecimientos, que además no contaban con la infraestructura adecuada. Gran parte de la formación se realizaba al interior del hogar, en el caso de la clase alta, o bien en los talleres, en calidad de aprendiz de algún oficio, o en las labores agrícolas.

Existían cuatro tipos de establecimientos de primera enseñanza: escuelas de "mínimos", de "menores", de "mayores" y de "latinidad". A las dos primeras, las más numerosas, se asistía especialmente para aprender a leer, escribir y rezar. En las escuelas "mayores" se enseñaba, además, gramática, principios de aritmética, catecismo y escritura por medio del dictado. Las escuelas de "latinidad" eran las más excepcionales y conducían a estudios superiores. En 1803 en Santiago solo había una de latinidad; en el resto de las provincias, algunos preceptores hacían un curso separado de latín, para los que quisieran incorporarse a él.

Uno de los pocos documentos que ilustran el estado de las escuelas sostenidas por el Cabildo y particulares, proviene de un informe que data de 1803. Fue realizado por el Oidor don Manuel de Irigoyen, comisionado por el Presidente de la Real Audiencia, don Luis Muñoz de Guzmán, debido a las numerosas denuncias y acusaciones tanto de crueldad en los castigos infligidos por los maestros a los niños, como del abandono en que se encontraban las escuelas, y el poco provecho que sacaban los alumnos de la enseñanza impartida.

Para poder mantenerse, las escuelas utilizaban los ingresos provenientes de los alumnos más pudientes, estando estrictamente prohibido el cobro a los más pobres.

Con el fin de integrar ideológicamente a la nación mapuche, en 1697 se creó el Colegio de Naturales, destinado a la educación de los hijos de caciques. Comenzó a funcionar en 1700, primero en Chillán (hasta 1723), luego en Santiago (1723-1767, 1775-1786), y nuevamente en Chillán (1786-1811).