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Liceos particulares femeninos

Los primeros liceos de mujeres levantados por seculares, fue iniciativa de privados. Sus gestores fueron, en su mayoría, hombres de provincia con espíritu liberal. Estos promotores de una educación más amplia para sus hijas, lideraban grupos que se instituían como Sociedades de Padres de Familia, las cuales fundaban, costeaban, administraban y vigilaban la enseñanza de esos establecimientos. Los primeros de estos liceos se irguieron en Copiapó (1845), y Valparaíso, siguiéndoles luego Santiago. Estos fueron impulsados por Guillermo Matta, Manuel Feliú y Abraham Köning, respectivamente. En estos colegios se profundizaban los conocimientos humanistas y científicos, se promovían las destrezas artísticas y se ampliaban las nociones morales y religiosas.

Algunas de las escuelas secundarias particulares para mujeres más prestigiosas fueron el Liceo Santa Teresa fundado por Antonia Tarragó (1864); el Colegio de la Recoleta de Isabel Le Brun de Pinochet, después conocido por el nombre de su directora (1875); el Liceo La Ilustración (1891); el Colegio Europeo; y el Liceo Santiago (1845). En provincia se destacó la Escuela Particular de Niñas Rafael Valdés, situada en IIllapel y abierta en 1874.

Asimismo, existían los colegios regentados por religiosas, los que en el último tercio del siglo XIX se incrementaron por la multiplicación de la obra de las órdenes residentes, y el arribo de nuevas órdenes al país que servían al mismo fin. Entre las monjas que sostenían estas escuelas contaban las de María Auxiliadora, del Divino Pastor, de la Inmaculada Concepción de María, y del Sagrado Corazón de Jesús. La excepción a los colegios congregacionales que existían, todos católicos, fue el Santiago College (1880), de religión metodista, y fundado por norteamericanos. A este establecimiento asistían las hijas de familias pudientes de tendencia liberal. Este colegio, según Amanda Labarca, era uno de los más progresistas de Chile.

La mayor parte de los colegios femeninos católicos no incluía en su misión educacional preparar a sus alumnas para transitar a la universidad. Algunos que sí adherían a este objetivo eran el Liceo Santa Cecilia, a cargo de las religiosas de la Preciosa Sangre, el Instituto de las Carmelitas de la Caridad, y el Colegio Universitario Inglés, que dirigían las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Los colegios privados fueron favorecidos por los padres de clase media, aún después de la creación de liceos fiscales, puesto que antes de 1812, la educación que ofrecía el Estado no se ajustaba a su aspiración, esto es, que sus hijas ingresaran a una carrera profesional.