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La pieza oscura

"La gran magia de la poesía de Enrique Lihn reside para mí, su lector, no tanto en 'la música de sus ideas', como en el murmullo subterráneo, subjetivo, subsexo, subansia que la recorre. Nos produce un sobresalto como el rumor que anuncia un temblor y que pasa sin destruir nada, pero que agita el corazón porque nos deja con nuestra mortalidad anudada en el cuello y nuestra carne temblorosa, amarrada a la vida, a la angustia de sus deseos. Para usar sus propias palabras: 'Imposible distinguir entre el sudor y las lágrimas que se disputan dos bocas resecas'", Jorge Elliot, La pieza oscura. Santiago: Universitaria, c1963. p. 10