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Cuadernillos

Entre 1880 y 1881, el poeta popular Bernardino Guajardo, considerado por sus contemporáneos como el más grande de los vates populares de la época, publicó sus versos en cinco pequeños cuadernillos. El éxito que tuvieron éstos fue emulado por el poeta, dramaturgo y editor de periódicos satíricos Juan Rafael Allende, quien también publicó en esos años sus Poesías Populares con el seudónimo de "El Pequén". El ministro de Guerra de la época mandó realizar una edición de 8.000 ejemplares para distribuirlos entre los soldados que participaban en la Guerra del Pacífico.

En los años subsiguientes muchos otros poetas populares siguieron el ejemplo de Guajardo y Allende, entre ellos Nicasio García, Daniel Meneses y Rosa Araneda.

El desarrollo y diversificación de la industria editorial y periodística durante las primeras décadas del siglo XX acabó con los cuadernilllos en la medida en que aparecían nuevos impresos que competían con éstos, como cancioneros, suplementos y toda clase de folletos y pasquines ilustrados. Cuando el lingüista y estudioso del folklore Rodolfo Lenz publicó su estudio sobre la poesía popular impresa en 1920, anotaba con nostalgia la desaparición de los cuadernillos del negocio editorial.