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El folletín de El Progreso

La sección de folletín de El Progreso fue un apartado fijo que ocupaba la parte inferior de las primeras páginas del diario. Se mantuvo desde su primer número en 1842 hasta el último en 1853, a pesar de los diferentes editores que lideraron el diario y del cambio de orientación política que tuvo la publicación periódica hacia 1849, cuando pasó de ser un diario que apoyaba abiertamente el gobierno de Manuel Bulnes (1799-1866) a ser un medio de oposición.

Antes de que se publicara su primer número en noviembre de 1842, se repartió un "Prospecto" como hoja suelta en agosto del mismo año. En él, se anunciaba la futura aparición del diario y se invitaba a los santiaguinos a suscribirse, llamado que fue un asunto reiterado en ediciones posteriores. Además de este prospecto, se publicó el artículo "Folletín", que inauguraba la sección homónima del diario a la vez que presentó en qué consistiría. En este sentido, se hizo referencia a que en este apartado se publicarían textos de carácter variado, en cuyas páginas siempre se presentaría "alguna puntilla por donde granjearse la benevolencia de nuestros amables lectores" (El Progreso. 27 de agosto 1842, p. 2).

El folletín de El Progreso, se proponía como una sección permanente en la cual se trataban diversos asuntos, "desarrollados por entendidos en dichos aspectos de la vida cotidiana como moda, literatura, cultura, arquitectura, comercio, historia, etc., por tanto no solo se informaría al público, sino que además se le aconsejaría" (Alvarado Cornejo, Marina. "La biografía como ancla: prensa y folletín chilenos del siglo XIX (1842-1881). Taller de Letras. Número 60, 2017, p. 138). Así, aparecieron, entre otros, textos de crítica teatral, biografías, cartas, novelas por entregas y narraciones históricas.

Entre la primera entrega del diario y octubre 1845 -momento en que se nombró a su redactor principal, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), a cargo de una comisión para el estudio de los sistemas educativos estadounidenses y europeos, razón por la que dejó sus funciones en el periódico-, se publicaron casi noventa folletines en El Progreso (Pas, Hernán. "La educación por el folletín: prácticas de lectura y escritura en la prensa latinoamericana del siglo XIX". Cuadernos americanos. Volumen 1, número 151, p. 50).

Parte importante de lo que se publicaba en esta sección correspondió a novelas por entregas y textos que eran tomados de medios extranjeros: "Y cuando todo esto nos falte, ocurriremos a los folletines que embellecen las páginas de los diarios franceses y españoles de más nombradía; pudiendo sin jactancia decir desde ahora que en esta parte nuestro diario aventajará a los más afamados de Europa y América, por la razón muy obvia que siendo uno de los últimos periódicos del mundo, tendremos a nuestra disposición, y para escoger como en peras, lo que han publicado todos los demás diarios" (El Progreso. 27 de agosto 1842, p. 2).

Entre los autores de novelas por entregas que El Progreso publicó, se encuentran nombres de escritores como Amantine Aurore Lucile Dupin de Dudevant (1804-1876) -quien firmaba como George Sand-, Alexandre Dumas (1802-1870), Victor Hugo (1802-1885), Honoré de Balzac (1799-1849) y Charles Dickens (1812-1870). También, varios de estos textos se publicaron de manera anónima, con seudónimos o con solo sus iniciales y, "por cierto, ante el vago patrón de autoría de la época no deja de ser fundada la sospecha de que algunos de estos nombres, a más de ser estratégicos pseudónimos, fueran también inventados por los propios redactores-traductores del periódico" (Pas, p. 50).

A pesar de que cierta opinión, hacia 1845, liderada por La Revista Católica (1843-1894), acusaba a las "producciones folletinescas" como "inmorales, impropias y corruptoras de las buenas costumbres" (Pas, p. 37), el apartado de folletín de El Progreso sirvió como modelo para otras publicaciones periódicas de la época "tanto en su opción de sección de 'variedades' como de novelas por entrega)" (Alvarado Cornejo, p. 141).