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vigencia y necesidad del surrealismo

La defensa que hizo Zeller del surrealismo pasa por lo que él percibió como la necesidad de abordar el mundo desde múltiples perspectivas, no solo desde aquella que ofrece la racionalidad convencional. Para él, el surrealismo representó la postura artística que mejor responde a esta necesidad, ya que se enuncia sobre la premisa de la multiplicidad: multiplicidad de mundos, a la vez que de formas de experimentarlos y entenderlos. Además de la inclusión del discurso y la experiencia onírica, característica del surrealismo europeo de comienzos del siglo XX, Zeller incorporó también en su poesía otras versiones de la realidad, tales como las que se encuentran en el discurso alterado de los esquizofrénicos y en la experiencia mística.

Esto se advierte, por ejemplo, en Imágenes en el ojo llameante (1999), donde Zeller adoptó por momentos un lenguaje delirante, que no ofrece un punto único de control e interpretación del imaginario febril que se presenta, forzando así otro modo de organizar y comprender dicho imaginario. De una forma similar, en Exploración de la noche (1957), al mismo tiempo que se alude al espacio de los sueños, la exploración se sitúa más bien en la dimensión a veces siniestra del subconsciente, esa que, siendo uno mismo, se experimenta al mismo tiempo como otro.