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Mester de bastardía (1977)

Mester de bastardía está dominado por un tono apocalíptico. Poemas como "Esclerosis", "Danubio Azul", "Caos urbano" y "Diluvio universal" así lo confirman. "Pareja humana", en tanto, contribuye a este tono a partir de la idea de una danza macabra. Según Carmen Foxley y Ana María Cuneo este opúsculo está marcado por la figura de lo grotesco. El título da cuenta de la elección de un mester o ministerio (un arte u oficio) dedicado a la poesía que se aleja de la juglaría y la clerecía tradicionales. No se trata ya del oficio ambulante de diseminar la poesía popular, ni de una poesía exclusivamente letrada y culta, sino que --según el propio autor-- de una poesía que "da cuenta de la situación del poeta en tanto tiene un oficio bastardo, porque no le es reconocida socialmente su capacidad de visión y vaticinio" (En Seis poetas de los sesenta. Santiago: Editorial Universitaria, 1998, p. 87). En su prólogo a la antología Suma alzada, Adriana Valdés rescata la recurrencia del tema erótico en Silva Acevedo, que en el caso de Mester de bastardía se expresa en relación al vampirismo. En "Rosas rojas" se lee:

He traído para ti

Este ramo de rosas artificiales

Y su color empalidece ante el rojo de tu boca

Vampiresa

Mis ojos te miran extenuados

Parpadea un anuncio de letras rojas

Y su color empalidece ante el rojo de mis ojeras,

Vampiresa

Engordas como un chinche,

Soy una ruina, una sombra espeluznante

Nadie dará nada por mí.

(En Suma alzada. Santiago: Fondo de Cultura Económica 1998, p. 67)

El color rojo de la boca, letras y ojeras nombradas en el poema constituye una evocación de la sangre con que la mujer-vampiro se nutre, dejando como "ruina "y "sombra" al hablante del poema. Valdés sostiene: "El goce dionisíaco de la naturaleza participa de la crueldad, de la violencia de ésta. Lo dionisíaco, la subordinación a la naturaleza como madre terrible, se emparenta en este imaginario con la disolución de los límites, el desmembramiento, la muerte." (En Suma alzada. Santiago: Fondo de Cultura Económica 1998, p. 25).