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cuentista

Enrique Lafourcade incluyó en su Antología del nuevo cuento chileno (1954) el cuento "Niñita" de María Elena Gertner. Una narración breve en que un narrador impersonal relata la iniciación erótica e histérica de una niña que experimenta el deseo sexual como violencia y manipulación. La niña, hija de de una familia acomodada, juega con sus muñecas, ejerciéndoles violencia. A través de esos juegos infantiles trastrocados, reproduce subliminalmente los discursos represivos hacia las mujeres, para evitar la experiencia del goce sexual que es vivido como caída y mancha. El cuento finaliza: "Esa noche tuvo fiebre muy alta y lloró muy largo. Por mucho tiempo no podría comprender que ella era simplemente una niñita más" (p. 179).

Gertner también formó parte de la antología del mismo Lafourcade Cuentos de la generación del 50, publicada en 1959. Allí compartió sitial con Margarita Aguirre -son las únicas mujeres dentro de la antología-, José Donoso, Enrique Lihn, Jorge Edwards, Luis A. Heiremans, Guillermo Blanco y Alejandro Jodorowsky, entre otros. En "Un juego de salón" desarrolla de manera hábil la expresión de los deseos reprimidos de un grupo de amigos de la alta burguesía que se reúne para charlar y pasar el rato.

En el tomo tercero de la Antología del cuento chileno de Lafourcade, aparece el cuento con el cual María Elena Gertner ganó el Concurso Literario CRAV el año 1963, titulado "El invencible sueño del coronel". Relata en primera persona la historia de una modista de provincia, amante del coronel del pueblo, quien se queda dormido cada vez que hacen el amor. El sueño del coronel perturba a Clarisa, pues advierte que no tiene pasado ni futuro con este hombre, quien tiene esposa e hijos con los cuales conversa comparte una historia de vida. Clarisa es conocida por sus clientas como adivina; ellas le preguntan por los conflictos e infidelidades que presienten, acertando en todos sus pronósticos. Sin embargo, su clarividencia no le sirve para vislumbrar su propio devenir, advierte la narradora. Voces dialogantes en tercera persona -que sugieren las voces de las mujeres que comentan sobre la relación prohibida de Clarisa- dejan en evidencia la soledad de la muchacha, su dependencia del coronel y la falta de un proyecto de vida.