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Islas en la ciudad

La primera edición de esta novela fue lanzada en mayo de 1958; la segunda salió en junio de ese mismo año. Una tercera edición, en 1966, confirmó la consolidación de María Elena Gertner como narradora, luego de La mujer de sal (1964) y La derrota (1965).

Islas en la ciudad refleja uno de los principales cambios que experimentó la prosa en esta época: el traslado de la representación narrativa del espacio a la exposición dramática del conflicto interno de los personajes. Por medio de la profundización sicológica se expresa la problemática existencial de los individuos, a la cual queda supeditada la trama.

La crítica destacó su habilidad técnica y el dominio de los procedimientos narrativos; Alone la describió como "un espectáculo teatral, una película estimulante, no apta para menores, pero aptísima para los demás que quieran divertirse" (Hernán Díaz Arrieta en Lafourcade, E. Cuentos de la generación del 50, p. 111). Por el contrario, para Yerko Moretic los personajes y situaciones son falsos, y el tono agresivo e impúdico. se trata, a su juicio, de una novela "desprovista de autocrítica o de reflexión y con claras caídas en una vulgaridad cenagosa y maloliente", que "no ofrecería nada de particular si no contara con el aplauso de algunos críticos y de cierto público que creen ver aquí, precisamente aquí, nada menos que la renovación de la novelística chilena" (Yerko Moretic en: Lafourcade, E. Cuentos de la generación del 50, p. 111).

Estas opiniones contrapuestas dan cuenta tanto de los cambios en el medio literario nacional, como de la severa recepción crítica a la que estuvo sujeta la literatura escrita por mujeres.