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La mujer de sal

Esta novela tuvo cuatro ediciones entre 1964 y 1967. Con ella, María Elena Gertner se instaló en el panorama literario nacional con una voz propia y un punto de vista femenino, muchas veces vapuleado. Para el contexto crítico de la época, la suya era una narrativa que representaba a un sujeto femenino histérico y neurotizado, incapaz de tomar las riendas de su vida; en definitiva, no eran más que "cosas de mujeres" que podrían ser resueltas fácilmente si estas no intentaran desafiar el orden social y asumieran los papeles que este les dictaba. Al igual que otras autoras contemporáneas, como Mercedes Valdivieso y Elisa Serrana, Gertner se encargó de cuestionar estos imperativos a través de su escritura.

En La mujer de sal, Amalia es una ninfómana que se niega a olvidar el amor del pasado y busca en el placer sexual con distintos hombres la recomposición del amor perdido. En París, su amigo Théo la acompaña y le ayuda a resolver su malestar a través de un diálogo cuasi terapéutico. Paralelamente, la protagonista escribe una novela en donde relata su pasado para develar los resortes de esa pérdida que no le permite liberarse y dejar de vivir el presente como sustitución del pasado. La articulación del diálogo es sutil y ágil en la exposición de la interioridad de los caracteres.