Esta especie de guerrilla literaria tuvo como líderes de bandos contrarios a Mariano Latorre y Alone, quien era el crítico por excelencia y el personaje que marcaba los gustos de la época. Estos enfrentamientos se desarrollaron por medio de publicaciones en las que se dieron fuertes golpes. Como dato que ilustra los niveles a los cuales llegó esta rivalidad, se encuentra la circulación de unas "letrillas difamadoras, razón por la cual Latorre no fuera incorporado a la Academia Chilena de la Lengua", relata Oreste Plath. Los argumentos en contra de Latorre aludían principalmente a la forma en que llevó a cabo su idea de literatura, ya que en su obra compuesta de novelas y cuentos, abundaba la descripción de la naturaleza, tanto que, según algunos, terminaba por ocultar a los personajes. En resumen se le acusó de provocar, con sus textos, el aburrimiento por su morosidad y carencia de interés dramático.