En la Colonia existieron distintos tipos de familia que no necesariamente surgieron de la constitución del matrimonio. Ello no solo debido a que contraer matrimonio era una práctica poco difundida en la sociedad colonial, sino que también porque las formas de parentesco en las sociedades indígenas no correspondían a los criterios occidentales de matrimonio y familia, y en las que, por ejemplo, existía la poligamia y el matrimonio entre hermanos. De esta forma, por familia debe comprenderse el grupo de convivencia y red de protección que se generaba entre diversos sujetos que reconocían un parentesco entre sí, el cual podía ser sanguíneo o social, como las redes de compadrazgo.

Los estudios de demografía histórica y de la familia distinguen tres tipos de familia: nuclear, social y los habitantes por casa. La familia nuclear es el grupo formado por los padres, o uno de ellos, y los hijos, y que viven todos bajo un mismo techo. La familia social o extensiva es el grupo de personas que cohabita en un mismo hogar y que están ligadas por algún grado de parentesco o de relación. Los habitantes por casa son todas las personas, parientes o no, que conviven en un mismo domicilio, lo que puede incluir varias familias nucleares y extensivas al mismo tiempo.

De este modo, también es considerada como familia una mujer sola con sus hijos de sangre, una mujer mayor con niños de crianza, una mujer sin hijos propios, pero a cargo de la crianza de sus sobrinos o niños huérfanos de orígenes sociales diversos. Estas situaciones se han estudiado principalmente a partir de los testamentos de mujeres, los que demuestran el lugar destacado que tenían los niños de crianza, los donados, los niños de depósito (comúnmente indígenas entregados a mujeres españolas con fines de educación y servicio), los hijos de los esclavos, y los hijos de matrimonios anteriores o "entenados".