Como muchos otros escritores nacionales de la época, Domingo Melfi desplegó su calidad literaria a través de crónicas, ensayos y comentarios publicados en diversas revistas y diarios de la época. Él mismo se encargó de explicar su teoría respecto a la crítica y, por lo tanto, la relevancia que esta tiene: "El crítico -escribió Melfi- abre entre el autor y el lector y entre éste y la obra una vía de comprensión, una arteria cálida de luminosa simpatía. Para entrar en los dominios secretos de la naturaleza hace falta un corazón dispuesto al goce, un espíritu embargado en el deleite de la estimación, capaz de crear y de convertir en amor lo que en apariencia no es sino vastedad misteriosa (...) En el crítico existen en potencia los resortes de la intuición y de la adivinación. Una obra está animada por un mundo propio que el crítico pone de relieve, al descubrir la misteriosa estructuración de su interna forma vital". (Rossel, Milton. "Perfil Humano de Domingo Melfi", El Mercurio, 15 de septiembre, 1963. p.2)