La percepción de la importancia para la historia futura de los síntomas revolucionarios a comienzos de 1810, como reacciones radicalmente opuestas al orden colonial, lleva a Manuel Antonio Talavera a "tomar el empeño de escribir este discurso histórico, diario espositivo de todos los acontecimientos ocurridos en la capital de Santiago de Chile, desde el 25 de mayo hasta el 18 de octubre de este año de 1810" (Talavera, M. A. Diario de don Manuel Antonio Talavera. Santiago: imprenta Mejía, 1901).

Su diario adquiere el carácter de crónica en la que registra todos los eventos políticos de que Talavera tenía conocimiento, "acostumbraba además acudir a todas partes e inquirir por medio de sus relaciones noticias seguras de lo que se trataba en las Juntas i reuniones de los patriotas i en las deliberaciones del Gobierno y del Congreso" (Talavera, M. A. Diario de don Manuel Antonio Talavera. Prólogo. Santiago: imprenta Mejía, 1901). Así conseguía los documentos oficiales, que aparecen en varias ocasiones transcritos íntegros en su diario. Se tiene noticia de que uno de sus objetivos era continuar su crónica para enviarla al rey, "a fin de que éste supiera cuanto habían sufrido sus fieles vasallos de Chile por defender los reales derechos" (Id.), mientras que corrían rumores de que Talavera era informante secreto del virrey del Perú sobre los acontecimientos ocurridos en Chile.