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Legislación minera colonial

Las técnicas de explotación minera colonial eran bastante rudimentarias, por lo general a tajo abierto, como quien cava un pozo o una zanja, lo que determinaba que la minería fuese una suerte de devastación. En 1754, con motivo de la instalación de la Casa de Moneda, una ordenanza minera trató de regularizar la explotación minera, disponiendo la realización de piques, puentes, lumbreras, visitadores, y otras formas más sofisticadas de excavación. Esta medida, sin embargo, provocó una protesta generalizada de parte de los mineros, quienes temían los efectos que ella traería sobre su estructura de costos. Posteriormente, en 1785, las autoridades insistieron en su propósito regulador, introduciendo una versión modificada de la Real Ordenanza de Minería de Nueva España en Chile. La implantación de la Ordenanza efectivamente significó un avance en la explotación de las minas, disminuyendo la incidencia del devastador sistema de tajo abierto e incentivando la excavación de pozos y galerías, que transformaban a las minas en un verdadero laberinto.