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mujeres patriotas de otras clases sociales

La contribución de estas mujeres abarcó muchos aspectos. En una primera instancia se las convocó a colaborar con la causa patriótica, apelando a aquellas tareas que se creían propias de su sexo: acompañar a las tropas para atender a los enfermos, cocinar para los militares y entregar hilas para los hospitales.

Sin embargo, su apoyo a la Independencia de Chile se desarrolló también en otros frentes: difundían públicamente los principios libertarios como lo hacía la chillaneja Cornelia Olivares en 1817; actuaban de espías como Agueda Monasterio quien enviaba información a los emigrados a Mendoza en 1816; ofrecían refugio a los líderes perseguidos y cooperaban con recursos financieros donando sus joyas, bienes materiales y esclavos como Josefa Avendaño y Concepción Delso en 1817 y 1818 respectivamente.

En ocasiones, la meritoria participación femenina en tareas de espionaje y de cooperación con la causa patriota, fue reconocida y premiada con propiedades y con dinero, como fueron los casos de Carmen Ureta y Rafaela Riesco respectivamente.