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Regeneración moral de niñas desamparadas

La Cruz Blanca (1918), asociación liderada por Adela Edwars, fue una de las organizaciones más importantes dedicadas al cuidado de niñas desamparadas. Su objetivo era evitar que las jóvenes, producto del abandono de sus padres o por su condición de huérfanas, cayeran en las redes de la prostitución infantil. La institución también se proponía salvar de ese ambiente a aquellas mujeres que se habían sumido en la desgracia. Para el resguardo o la regeneración de las almas de estas muchachas, la Cruz Blanca construyó un colegio para la "preservación y reforma", un asilo para niñas y una casa donde se apartaban a aquellas que hubieran sido víctimas de la "mala vida". Además, entre sus metas estaba motivar a los parlamentarios en la elaboración de leyes que protegieran a las niñas y castigaran, con mayor vigor, la corrupción de menores. La Cruz Blanca contó con una publicación periódica, homónima, que hacía propaganda de su obra. La preocupación por la moral de las jóvenes y el resguardo de su honra mediante un trabajo humilde, pero honrado, fue compartida por otras instituciones. Algunas de estas fueron la Sociedad de Señoras, la Sociedad de Beneficencia de Señoras y las obras dependientes de la Congregación del Purísimo Corazón de María. El futuro de las jóvenes que, al cumplir cierta edad, debían abandonar los orfelinatos, también se convirtió en interés de las mujeres de elite, como lo evidenciaron sus intervenciones en el Congreso Mariano Femenino.